Sonic Superstars – Dulce nostalgia con toques amargos

Nuestro querido erizo azul está de vuelta en Sonic Superstars, una aventura completamente nueva plagada de la nostalgia propia de los títulos clásicos. Exploraremos las Northstar Islands con la mejor compañía posible: sus preciados amigos Tails, Knuckles y Amy. En esta ocasión, el malvado Dr. Eggman está sembrando el caos gracias a su alianza con Fang the Hunter y un personaje nuevo en la saga llamado Trip the Sungazer, ¡así que toca pasar a la acción y pararle los pies!.

La franquicia atraviesa su mejor momento gracias al impacto de las películas, la serie de Sonic Prime, las toneladas de merchandising disponible en tiendas y, por supuesto, su título más reciente: Sonic Frontiers, el juego que marcará el futuro del erizo en los próximos diez años.

Pero, ¿qué ocurre con la rama clásica? El último título fue Sonic Mania, aclamado tanto por la crítica como por el público, el cual por desgracia abusaba en exceso de la nostalgia por reciclar muchos niveles ya conocidos. Sonic Superstars ha llegado para renovar esta línea de forma acorde a los tiempos que corren, permaneciendo fiel a sus orígenes. ¿Lo habrá conseguido?

Una era clásica muy moderna

Si estás familiarizado con títulos de Sonic de la era de Mega Drive o con Sonic Mania, sabrás que estos juegos se caracterizan por tener que superar niveles de desplazamiento lateral, plagados de plataformeo, retos y enemigos a los que derrotar. Todos estos conceptos y elementos siguen estando presentes en Sonic Superstars tal y como los recuerdas. Las primeras fases son un espectáculo que te trasladará hasta aquellos maravillosos años.

Lo primero en lo que repararás es en que el tradicional estilo pixel art se ha desechado para abrir paso a los nuevos modelos y escenarios tridimensionales, repletos de personalidad. En concreto, las animaciones de los personajes son de una calidad espectacular: tienen muchas expresiones diferentes y son absolutamente adorables. Solo los fondos de los escenarios se ven algo borrosos a veces, pero no es algo que afecte negativamente a la experiencia.

Adicionalmente, el gran alivio es que las físicas se han reproducido a la perfección, al fin. La aceleración, el salto, la inercia, ese tan necesario “momentum”, todo está perfectamente trasladado a este nuevo título. Es una gozada poder avanzar por los niveles mediante unos controles que responden exactamente como se esperaba. Este hecho se aplica a todos los amigos de Sonic, ya que con Knuckles es un placer planear, Tails tiene una respuesta de vuelo muy satisfactoria y Amy barre con su martillo Piko Piko sin dejar badnik con cabeza.

Otro punto a favor es que los niveles son completamente nuevos en esta ocasión. Así es, se acabó la “Colina Verde” hasta nueva orden. En general, las fases nos han resultado muy imaginativas y despiden amor por los cuatro costados, especialmente las de la primera mitad del juego. Existen muchas rutas alternativas para completar las fases y opción de obtener frutas y monedas que nos permitirán acceder a más niveles y coleccionables. A medida que avancemos, también podremos ver a veces a nuestros amigos en el fondo haciendo cosas por su cuenta. Son detalles que dotan de mayor vida al juego.

Si además sois jugadores de la vieja escuela, os resultará muy agradable recorrer los niveles y captar las referencias por doquier: Phantasy Star, Ristar, ChuChu Rocket!, Sonic R, Arkanoid, etc.

Enfrentamiento hasta el infinito y más allá

A medida que nos acercamos a las fases finales es cuando notaremos que el título cae en una mayor monotonía por la repetición de mecánicas y, sobre todo, por un alargamiento excesivo y artificial de los niveles, especialmente en lo que respecta a los enfrentamientos contra los jefes.

A estos jefes podríamos dedicarles un apartado completo en este análisis, porque hay bastante tela que cortar. El principal cambio con respecto a otros juegos clásicos es que ahora siguen una secuencia de ataque, es decir, tras un golpe no podremos asestar otro hasta que vuelva a presentarse la oportunidad específica. Es un factor dinamita el dinamismo propio de Sonic y que alarga las batallas en exceso. Las del final del juego pueden superar sin inconveniente los 10 minutos, lo que no deja de resultar sorprendente si pensamos en que esa era la duración máxima de un nivel completo en los juegos de Mega Drive. En un juego frenético como Sonic, alargar tanto los niveles no es necesariamente un punto a favor, y menos si en los enfrentamientos contra los jefes no se puede guardar la partida entre sus distintas fases.

La dificultad alcanza su cénit en los últimos compases de la aventura, de forma que tendremos que repetir muchas veces los enfrentamientos antes de salir victoriosos. Muchas, muchas veces. El grado de dificultad nos ha recordado al del DLC de Final Horizon de Sonic Frontiers. Llega a resultar agotador, frustrante y otorga una sensación que empaña la experiencia global, por desgracia. Además, un factor que contribuyó a la dificultad fueron algunos bugs en estas batallas que impidieron asestar el golpe en el momento adecuado, lo que exigía repetir el ciclo de nuevo.

Todos estos minutos se van acumulando hasta conformar un juego de duración considerable, ya que solo la primera pasada nos llevó 7 horas. A eso hay que sumar el modo adicional que se desbloquea, de mayor dificultad, lo que nos lleva a incluso superar las 14 horas fácilmente.

Adiós Wisps, hola poderes Emerald

Como todo juego clásico que se precie, Sonic Superstars tiene fases de bonus y fases especiales en las que obtener las 7 Chaos Emeralds, basadas en esta ocasión en balancearnos al más puro estilo Spiderman entre un mar de lanzadores y bombas que resultan muy entretenidos. A excepción de unas contadas ocasiones, la dificultad es ajustada y se disfrutan bastante.

Cada esmeralda está asociada a un poder con efecto inmediato en el escenario. Gracias a ellos se puede ascender por cascadas, encontrar plataformas ocultas o incluso detener el tiempo. Son útiles y aportan variedad, aunque también son opcionales casi siempre. Pero, ¿de dónde salen? No se llega a explicar, al igual que muchos de los hechos que ocurren en el juego.

No deja de resultar irónico porque, haciendo recuento, Sonic Superstars ha tenido antes de su lanzamiento un episodio animado precuela, un cómic y un manga que se entregó a los visitantes del Tokyo Game Show. El problema es que la narrativa del juego está muy diluida y no facilita seguir el hilo de lo que está pasando. Tras la capa de color y alegría, muchas cosas pasan porque sí y hay demasiados huecos argumentales por rellenar. Por desgracia, todo ese contenido adicional previo al lanzamiento no está incluido tampoco en el título, lo que representa una oportunidad perdida para complementar la oferta.

Hemos de decir que el personaje de Trip nos ha encantado y, sin lugar a dudas, es de lo mejor que aporta a la saga Sonic Superstars. Su trasfondo es muy interesante y nos da la impresión de que tiene todavía mucho que decir en futuras entregas.

Otro aspecto de Sonic Superstars que nos ha chirriado ha sido la banda sonora, en la que hay temas muy pegadizos pero otros completamente olvidables. Un amplio abanico de compositores ha participado aportando temas, como Tee Lopes o Jun Senoue. El problema es que es demasiado irregular en su planteamiento y no hay sensación de que posea un estilo propio, siendo demasiado genérica en más ocasiones de las que nos gustaría. Este aspecto me duele especialmente por ser Sonic de quién estamos hablando, una apuesta segura en términos musicales. Lo que no hay dudas es de que el estilo recuerda mucho a Sonic 4, lo que no resulta del agrado de todo el mundo.

Un multijugador a medio gas

Como ya experimentamos en Gamescom 2023, la historia principal se puede disfrutar en compañía. Hasta cuatro jugadores pueden ponerse a los mandos simultáneamente. Nuestra impresión no ha cambiado: es caótico y más dirigido a echar unas buenas risas que para superar las fases en serio. La falta de pantalla partida es un gran escollo, ya que la cámara seguirá a un jugador y dejará a los otros en la estacada. Es preciso recordar que este multijugador solo es local, no online.

El único multijugador online lo encontraremos en el modo batalla. En este modo usaremos a un robot personalizable para enfrentarnos a otros jugadores en carreras, batallas, obtención de Rings o supervivencia. Las medallas que obtuvimos a lo largo del modo historia se pueden invertir en comprar piezas para nuestro robot, aunque son considerablemente caras. Lo que nos ha entusiasmado es poder construir a Metal Knuckles, al que hacía muchos años que no se dejaba ver. Todo modo adicional siempre es de agradecer, aunque acaba siendo repetitivo al cabo de unos cuantos combates.

Conclusiones de Sonic Superstars

Estamos ante una entrega clásica de Sonic que, aunque plagada de ideas innovadoras y divertidas, no exprime completamente todas las posibilidades que nos habría gustado encontrar. Es cierto que ha sido una experiencia positiva en general, aunque, por desgracia, el inesperado toque amargo final por esos infinitos e injustos jefes nos ha acabado empañando la experiencia global.

Si el Sonic Team y Arzest son capaces de pulir aquellos aspectos mejorables y mantener todo lo positivo en futuras entregas, como las perfectas físicas Sonic Superstars, podríamos estar ante un Sonic que pasaría a la historia como uno de los mejores juegos del erizo.

Este análisis ha sido posible gracias a una clave para PS5 proporcionada por SEGA.

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